De don Francisco a simplemente Paco

Las raíces impiden el despegue. El despegue arrastra las raíces, que corren el peligro de secarse. La solución es despegar y soltar lastre, buscando la manera de mantenernos, en cierto modo, pegados a las raíces. Paco es para mí una de las anclas que me hacen sentir arraigado, allá donde vuele.

No siempre fue Paco. Antes era don Francisco. Decía Max Aub que uno es de donde hace el bachillerato. Yo soy, por tanto, del Jándula, o del Nuevo. A finales de los ochenta asistía a sus clases de Latín. Imponía su presencia hierática. Cuando entraba por la puerta el silencio era absoluto. Con su leve voz era capaz de fulminarnos, o al menos eso pensábamos. Temíamos ser víctimas de su flema poco mediterránea. Yo lo fui muchas veces. La más sonada, cuando olvidé colocar mis datos en un examen. ¿Nombre? Lo escondo. ¿Apellido? Lo esquivo. ¿Quién es? Francisco Manuel. Es lo que colocó junto a su corrección. El recuerdo es un ancla incorpórea que me hace esbozar una sonrisa.

Luego están las remembranzas etimológicas. La de funicular (de funicŭlus ‘cuerda’). Y como esa, otras. Y traducir, mucha traducción. Las clases no eran explicaciones teóricas que debíamos memorizar. Eran más bien inmersivas, algo tan pretendidamente actual, en una lengua que, a cada paso, comprobábamos que no está muerta, que la hablamos transformada. La lengua de una región lejana de la península itálica que acabó por extenderse, de una u otra manera, a todo el mundo. De aquella grandeza, tal patrimonio heredado. Somos nietos e hijos de una lengua. Y de su literatura. Cum subit illius tristissima noctis imago. El recuerdo es la necesidad de volver siempre a las Tristezas de Ovidio.

Yo iba para periodista o arquitecto, pero no tenía dinero para estudiar ni una cosa ni la otra. Así pues, lo de filólogo vino por adaptación a los medios (resiliencia lo llaman ahora, palabra que me gusta porque, aun procediendo del inglés, este a su vez la toma de resilīre ‘replegarse’). En Selectividad, que es así como la llamamos los viejunos, el de Latín era uno de los exámenes estrella para los que íbamos por Letras. Las clases de don Francisco eran scriptoria medievales donde transcribíamos e interpretábamos pasajes de la latinidad aleccionados por el magister. Fue fácil, aunque el recuerdo sea un sudor frío por mi olvido del diccionario para hacer la prueba.

Gran parte de mi vocación –y de mi estabilidad económica, que todo hay que decirlo– se la debo a don Francisco. Terminé mi carrera y volví a las raíces. El globo aerostático permaneció una temporada en el hangar. Don Francisco se convirtió en Paco justo en el momento en que dio mi nombre a las responsables, la querida madre Carmen, del colegio Madre del Divino Pastor para que fuera maestro… ¡de Inglés! Mucho debe confiar en mí Paco, pensaba por aquel tiempo; yo, que no puedo hablar otra lengua porque la llevo escrita en mi adn. El recuerdo es una lista de verbos irregulares y phrasal verbs en un fondo de jerséis azules de pico, faldas plisadas y pantalones grises, pizarras y tizas.

Lo demás es una vida como tantas otras que no creo que interese a nadie. El yo y mis circunstancias de que hablaba Ortega y Gasset. En el devenir de Paco y el mío ha habido líneas paralelas (viene mucho a Málaga), pero lo más importante es que existan líneas convergentes. Paco y yo celebramos la fiesta de la alegría compartida: disfrutamos con los recursos de la Perseus Digital Library; comentamos nuevas etimologías (como la de cadáver) o nuestra pasión por La maravillosa historia del lenguaje (1949) de Mario A. Pei; rememoramos anécdotas entre viejos papeles de archivos y serpientes que los custodian… El recuerdo es ahora una evocación en bucle mientras paseamos por los tajos de Alhama.

Puede que don Francisco se haya jubilado, pero Paco, el maestro y el amigo, jamás lo hará. ¡Cómo puede jubilarse una forma de ser y estar en el mundo! ¡Cómo puede jubilarse lo que nos aferra a la tierra! Paco no puede irse. Seguirá siendo por siempre el guardián de la casa común en que vivimos todos los que somos del Jándula.